La ola que llega
No falla. Con una demora de 2 o 3 años, en
España vamos copiando todas las modas, vicios y tendencias empresariales
que surgen en el Reino Unido y Estados Unidos.
Últimamente hemos “descubierto” los food trucks, así que, siguiendo la misma progresión lógica, están a punto de aparecer en escena decenas de miles de profesionales autónomos altamente cualificados –desarrolladores, diseñadores, consultores- que crearán la versión cañí del mercado contractor anglosajón.
Normal. Si las empresas tienen cada vez más
problemas para contratar y retener talento, empezarán a buscarlo fuera
de su estructura. Y no estamos hablando del freelance anecdótico y quijotesco, sino de una verdadera marea que cambiará nuestro sector para siempre. El técnico autónomo se va a hacer mainstream. ¿De verdad estamos preparados?
El principal afectado y el mayor
beneficiario, el trabajador español medio, no tiene ni idea de lo que
cuesta e implica ser autónomo. Es muy probable que mucho camarada del
metal se deje llevar por la corriente contractor sin apenas saber nadar.
La información disponible sólo ayuda a aumentar la confusión, así que seamos claros y directos: si quieres hacerte freelance y no crees poder facturar al menos 5.000€ al mes, déjalo. Estarás haciendo un pésimo negocio.
Un profesional que factura 55.000€ al año –en su mes de vacaciones, un
autónomo no factura nada- tiene un salario neto similar al de un
trabajador por cuenta ajena con un salario bruto de 26.000€ al año, algo
relativamente sencillo de conseguir en el mundillo informático para
cualquiera con una mínima experiencia.
Sospecho que a más de uno le sorprenderá esta afirmación, incluso a
algún autónomo. Una muestra más de la falta de información general. A lo
mejor, debería dedicar una Bonilista entera a explicar cómo se llega a
calcular esa cifra.
Y, si la mayoría de profesionales no poseen la información necesaria
para surfear la ola que llega, la situación en las empresas es aún peor.
Porque suele ser uno de esos asalariados, sin conocimiento alguno sobre
la estructura de costes de un trabajador autónomo, el que tiene
capacidad de decisión para aprobar el presupuesto de un freelance y lo echa para atrás porque es “muy caro”.
Para facturar 5.000€ al mes trabajando 8 horas durante 22 días –como
cualquier hijo de vecino- hay que cobrar la hora de trabajo a 28€... si
consiguieras facturar el 100% de tu tiempo. Hoy, muchas empresas de este país no están dispuestas a pagar más de 30€ por una hora de un desarrollador con experiencia.
Que sea normal ver reacciones de sorpresa –o incluso enfado- al recibir
tarifas profesionales de 60€/hora, demuestra que nuestras empresas aún
no han entendido el fenómeno freelance ni saben gestionarlo.
Pero, al contrario de lo que muchos creen, el coste no será el mayor
obstáculo para trabajar con profesionales externos, sino la falta de confianza y las dudas sobre el rendimiento del personal contratado.
Pagar un precio justo a tus desarrolladores externos, como antes he
comentado, parece una buena estrategia para mantener la motivación y el
compromiso de los mismos. Pero aún parece mejor dejar de gestionar las horas de la gente para empezar a gestionar sus objetivos, un cambio mucho más profundo que aumentar el precio/hora.
En mi equipo, la única diferencia entre un trabajador en nómina y un freelance
es su relación contractual con la empresa. Ambos tienen acceso a la
misma información y a ambos se les exige la misma productividad y
compromiso. La confidencialidad es algo que no tiene nada que
ver con que un trabajador sea externo o de la casa, sino con su
profesionalidad. Algo en lo que, seguro, podemos mejorar todos: empleados, autónomos y empresarios.
Al ecosistema -ese círculo de profesionales y empresas de servicios que
viven en simbiosis con el sector informático- es muy probable que todo
esto también le pille con el bañador bajado. ¿Podéis imaginar en España,
hoy en día, una gestoría especializada en profesionales digitales tan geek -y freak- como Death & Taxes? Pues DEBERÍAIS. Pronto, un ejercito de geeks buscará servicios parecidos.
Con este panorama, no sé si estamos preparados para recibir una
previsible ola de profesionales autónomos en el mundillo informático,
pero se acercan tiempos interesantes... Al final, todo esto trata de que
nuestras empresas y equipos sean suficientemente ágiles y
adaptables como para integrar diferentes tipos de profesionales en su
estructura. Algunas la surfearán y se aprovecharán de ella y, a otras, las golpeará y ahogará sin remedio.
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